Los cibercriminales consiguieron que circularan por la red fotos comprometidas de casi cien actrices de Hollywood en el famoso Celebgate. Lograron extraer, durante dos años, datos de sus teléfonos Apple. Sacaron información de 773 millones de correos electrónicos y 21 millones de contraseñas.
Si fueron capaces de hacer todo eso, ¿no crees que es bastante importante preocuparse por la privacidad digital?
Pero que no te confunda la afirmación del titular: “Siempre hay algo que ocultar”. No estamos insinuando que hayas hecho algo malo, nada más lejos de la realidad. Todos tenemos algo que ocultar porque existe una vida privada que sólo debe llegar hasta dónde nosotros permitamos que llegue. Cada paso que se da en Internet deja un rastro. Y eso conlleva un peligro.
Cada vez que se hace un registro en una página se dan una serie de datos personales. Después surge una pregunta: ¿qué harán con todo esto? Como la contestación, en algunos casos, no quedaba demasiado clara, en 2018 –aunque se aprobó en 2016– entró en vigor el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea.
Este incluía novedades tendentes a proteger al usuario en Internet, como la exigencia a las empresas de informar sobre su política referida al tratamiento de datos o cookies. También estableció que las empresas tenían que requerir el consentimiento del usuario para cualquier servicio online. Por ello, no hay que fiarse de las web que no dejan meridianamente clara esta parcela.
En las redes sociales somos los propios usuarios los que debemos poner límite. No hace falta listar los riesgos que se corren si se da información, por ejemplo, sobre el domicilio, acerca de si estás de vacaciones, o referente al colegio o las rutinas de tus hijos. Así empieza el ciberacoso o el sexting y, por eso, es tan importante controlar el uso de ellas que hacen los más pequeños de la casa.
Es una técnica usada por ciberdelincuentes para obtener información personal y bancaria del usuario haciéndose pasar por una entidad, que puede ser un banco, una entidad pública, una fundación, etcétera.
Salvo que estés seguro de que ese correo que te ha llegado al spam se ha alojado ahí por error, lo único que tienes que hacer es borrarlo. Con él, como también a través del phishing, se pueden colar virus, gusanos y troyanos.
Hay cientos –miles quizás– de consejos para mantener la privacidad digital. En este artículo te mostraremos un listado de diez de los más importantes. Todos ellos sacados de la guía ‘Privacidad y seguridad en Internet’, elaborada por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).